Es indiscutible que es tendencia en todos los eventos en general, y en las bodas en particular, la especialización de cada espacio que ocupa la celebración del mismo. Ya no sólo hay una ceremonia o evento profesional acompañado de un ágape o una celebración, ahora hay una perfecta diferenciación de los pasos a seguir, y no sólo eso, también de lo que se ofrece.
De un tiempo -casi lejano- a esta parte se han puesto de moda los córneres o puestos en los que se van ofreciendo diferentes tipos de comida o de bebida, todos los hemos visto y aún así se puede ser original, pueden ser arroces, parrilladas argentinas, coctelería, pescado frito, crêpes, mojitos, buñuelos o champange, hay un larguísimo etcétera, el caso es que sabes que el queso estará en aquella mesa que suele estar decorada con muy buen gusto y que se acompaña con todo lo que es imprescindible para realzar el sabor del mismo.
La novedad, si así puede decirse, es que la especialización no va sólo en función del producto, si no también de quien lo realiza. Ya se buscan maestros arroceros, cocteleros profesionales, puestos en food truck (vintage o no), un itamae (especialista en cocina japonesa) con su puesto de sushi o se hacen los churros en el momento.
Es cierto que durante un tiempo los catering más tradicionales se han negado a admitir que entrara comida en la celebración que no estuviera puesta por ellos, pero el camino que abrieron los cortadores de jamón fue el primer paso para que (con su correspondiente registro sanitario) entren diferentes profesionales en las celebraciones.
A nosotros nos gusta especialmente que cada área esté patroneada por un especialista en el tema, expertos camareros en bares de copas se desenvuelven mejor durante la barra libre o churreros de toda la vida no fríen churros congelados, por eso os recomendamos que contempléis esa opción sin miedo a que los catering os digan que no, o a que logísticamente sea muy complicado (para eso estamos nosotros) es una opción estupenda con la que seguro que quedáis realmente bien.