«¿A qué te dedicas?» Suele ser una pregunta muy normal, incluso en tiempos lejanos se intentaba ligar con un manido «¿estudias o trabajas?», y a veces hasta funcionaba. Hoy en día hay un montón de puestos de trabajo con nombres rarísimos, sobre todo si tienen que ver con el mundo de la programación, ante esa cantidad de letras inconexas se asiente lentamente y se presupone que son «cosas de informáticos»; si contestas que eres abogado o tienes una pastelería nadie pide más datos, se sobreentiende, y eso que en el mundo de la abogacía cabe casi todo. Cuando dices que eres organizadora de eventos o wedding planner ya la cosa no es tan fácil. «Pero exactamente…¿Tú que haces?» es la siguiente pregunta, pues bien, allá vamos, lo voy a intentar explicar.
Los organizadores de eventos somos las personas que van a facilitarte la organización de tu boda o celebración, sea cual sea. Bien por falta de tiempo, de ideas, o porque abruma nosotros estamos para ayudar, para conseguir todo lo que pasa por vuestra cabeza, para daros ideas si lo así lo necesitáis, para asesoraros. Simple y llanamente nuestro papel es haceros la vida más fácil.
Un «miedo» que solemos ver es que el cliente piensa que se le va a obligar a contratar un determinado catering, fotógrafo o cualquier otro proveedor de la celebración, nada más lejos de la realidad. Los organizadores no somos unos mandones. Intentamos buscar la mejor opción en función del presupuesto, de los gustos, del lugar o temporada en la que se va a celebrar, pero jamás se impone un proveedor, al final la última palabra la tienen los clientes. Si algo repetimos una y otra vez es que es vuestro momento, vuestra ilusión, y sois vosotros los que tenéis que decidir.
Otro de los hándicap es que quien nos contrata piensa que no va poder organizar nada y le hace ilusión hacerlo. Tampoco es cierto, se trabaja codo con codo, lo que sí hacemos es ahorrar trámites, por ejemplo, «¿Dónde podría conseguir unas alpargatas de colores?» pues nosotros lo buscamos y preparamos para que se obsequie durante el evento, pero si se prefiere hacer en casa o junto con nosotros -que tenemos cierta experiencia-, no hay ningún problema. Y no sólo con los clientes. Es decir, si así se quiere se trabaja con las madres, suegras, cuñadas y quien haga falta, todos en un grupo.
«Los organizadores llenan las bodas de tonterías», pues tampoco es verdad, la realidad es que sólo trasladamos las ideas de los novios, por supuesto si nos piden opinión la damos, en un sentido o en otro, incluso si creemos que son demasiadas cosas, se les va de presupuesto, o van a ralentizar demasiado el ritmo de la celebración y pensamos que los asistentes se pueden aburrir, también lo decimos.
Esta última es una de las tareas que consideramos más importantes de nuestro trabajo: Marcar los tiempos. No sólo el día del evento, también durante la preparación del mismo, pues vamos indicando las pequeñas cosas que tienen que ir resolviéndose para que no se haga tarde o frenamos el afán de solucionar con prisas para «quitárselo de en medio», a veces antes de decidir hay que comparar para luego no lamentarse. El día del evento lo último que buscamos es presionar a los celebrantes, pero por experiencia sabemos que desde la nube no se ve bien y se les pasa el tiempo volando, así que hay que ir indicando con delicadeza que hay que seguir avanzando o se corre el riesgo de que los invitados «se vengan abajo».
En nuestro caso también nos dedicamos a la decoración de los espacios, siempre dentro del gusto de las personas que vienen a que les ayudemos, sin olvidar sus gustos ni su presupuesto. Nos adecuamos, asesoramos y si hace falta ¡construimos lo que se necesite!
En Sureñamente no cobramos por los servicios de organización de eventos (los de decoración, sí) y salvo en contadas ocasiones o si sólo nos llamáis para la coordinación del día del evento, no sólo no pagáis nada, si no que puede incluso saliros más económico. Es cierto que esto de no cobrar no lo hacen todos los organizadores pero sí es nuestro modo de trabajo.
Este verano hemos añadido un perfil más a la empresa, el de maestro de ceremonias. Hoy en día las bodas civiles tienen la dificultad de llevar al lugar donde se celebra a la persona encargada del registro, de notaría o de los ayuntamientos, así que se suele hacer una boda simbólica que necesita de una persona que de paso a familiares y lea los artículos del matrimonio o los textos que se elijan. Pues bien, casi de manera natural hemos pasado a este nuevo estadío y también podéis contar con nosotros para el momento de la ceremonia.
En definitiva somos esas personas que están en la sombra, que van a hacer que todo salga como tenéis pensado, que siempre van a mirar por vosotros y lo que más os convenga respetando en todo momento vuestros gustos y deseos.