Amanecía en la aldea de El Rocío el 11 de Marzo en la semana en la que la primavera decidió adelantarse y hasta coquetear con las temperaturas del verano, y ya estábamos preparando la primera boda de la temporada.
La preparación de esta boda ha sido muy intensa. Cuando nos llamaron el novio estaba trabajando fuera y la novia a cargo de familia, negocio, y preparativos, así que hemos estado ahí para ayudarla en lo que necesitase y organizar la boda de sus sueños, y reconocemos que ha sido una campeona que ha podido con todo. Sabemos de los nervios y el esfuerzo de ambos para que su día fuera único, especial, y sobre todo para celebrar con amigos y familiares. Y así fue.
La novia llevaba un vestido de Pronovias del Atelier que le hacía resaltar su figura, los pendientes eran de Tous modificados para ella, su anillo de pedida que le trajeron de Londres, y como «algo azul» una pulsera de Pandora que le regaló Paco por su cumpleaños. El tocado era de Tavieletta Hats.
Curiosamente durante el tiempo de maquillaje y peluquería pudimos comprobar que la novia estaba muy tranquila y hasta serenaba a las amigas y familiares que pasaban por su habitación a verla. El peinado, un recogido amplio rodeado por el tocado, fue realizado por Juan de AR Juan Aidos e Inma Ruiz. El maquillaje estuvo a cargo de Rocío Ángeles, del Centro de Estética del mismo nombre.
La ceremonia civil fue debajo de un Acebuche centenario y la decoración del espacio fue elegida por la novia acorde con el entorno dando especial relevancia al olivo -tan en tendencia- y a las flores blancas y rosa empolvado. Tanto esto como el ramo de la novia fue llevado a cabo por la floristería Las Lilas de Bollullos par del Condado.
El coche elegido por los novio fue un Citroën 11 ligero de 2R Clásicos y de él bajó la novia, bellísima, del brazo del padrino, el hijo mayor del novio, que exultante y nervioso llevó a Mª José junto a Paco.
De todo ello se hicieron cargo desde el Restaurante «El Toruño», donde también se celebró el aperitivo y el almuerzo con el que se festejó la unión de ambos.
El novio iba vestido con un chaqué a medida realizado por Tom Black, en azul muy sevillano y con unos zapatos realmente espectaculares.
La madrina llevaba un vestido de Victoria, de Vicky Martin Berrocal y la tradicional mantilla.
Fue una emotiva y distendida ceremonia en la que también los amigos tuvieron su lugar.
De manera original esta pareja terminó sin el tradicional arroz, sin embargo los invitados pudieron lanzarles hojas de olivo y para los niños había pomperos con los que rodear a los novios de burbujas.
Detalle de la celebración.
Además de un servicio de recena y una fuente de chocolate, nosotros pusimos un enorme mueble vintage como Candy Bar.
Detalle del mueble lleno de dulces donde el sello de los novios estaba en las bolsitas usadas para las chucherías.
Por último, y al día siguiente, la novia entregó su ramo a la Virgen del Rocío